Bruselas es encantadora. La quietud de sus plazas y amplias calles centrales invitan a la meditación.
Aquí comenzó la revolución industrial, aquí se libraron muchas batallas, ocurrieron bombardeos e incendios devastadores. Pero, con trabajo y sacrificio, hoy Bruselas sigue palpitando, vigorosa y alegre, y continúa siendo el corazón de Europa.
Caminando hacia el hotel, encontramos estos dos bellos lugares: la catedral St. Michel y Ste. Gudule y una plaza magnífica en su decorado: Le Jardin du petit Sablon.
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