Dejamos Iquique, la "tierra de campeones"...

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Dejamos Iquique, con la misma agradable sensación que dejamos los lugares recorridos con mi bebita, que nuestro país tiene hermosos y sorprendentes lugares. Antes de partir, visitamos el depósito de extracción de sal más grande del país. La sal, luego de ser procesada, es la que utilizamos para cocinar o condimentar. El lugar, que pertenece a una empresa dedicada al rubro, se calcula que podrá ser explotado por casi cien años más.

El blanco de las paredes indica que es sal.

Literalmente, kilómetros de sal nos rodean.

Quebrada de Camiña.

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Para nosotros, turistas citadinos, nos parece fascinante la forma en que sobreviven estas comunidades cuyas máximas preocupaciones son las crecidas de los riachuelos, debidas a las lluvias altiplánicas, o las visitas médicas que de tiempo en tiempo llegan a estos parajes.




Sol y agua, las fuentes de vida por excelencia, nos hacen reflexionar  sobre  lo simple de nuestra existencia. 
En medio del desierto, los cultivos, principalmente de choclos, verdean el paisaje. 

Extraño nombre para este pequeñísimo poblado chileno altiplánico. 


Rústico refugio, en medio del desierto, similar al que utilizaban los "chasquis" para descansar, cientos de años  atrás.

Camiña, o donde el agua es vida...

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La Quebrada de Camiña, salpicada de pequeños poblados que viven de la agricultura, posee, también, aguas subterráneas termales que todo turista gusta probar. Aquí, todo es muy sencillo, rústico, pero agradable. A precios muy bajos, la Junta de Vecinos de Camiña mantiene los barros medicinales - que todas las turistas desean probar - y baños de agua caliente, que relajan y reconfortan el cuerpo.  



Vistas de la plaza de Camiña. El choclo y el ajo, principales cultivos.


Iglesia de Camiña, antigua construcción como reza su monolito.

Interior de la sencilla iglesia de Camiña. Pueden observarse burdos, pero simbólicos, dibujos.

Hacia el altiplano...quebradas, petroglifos... el otro mundo.

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Son los últimos días en Iquique, de modo que aprovechamos de visitar el altiplano y nos dirigimos hacia la Quebrada de Camiña, a conocer el poblado del mismo nombre. Dicho pueblo no se encuentra a gran altura, de modo que no debemos preocuparnos por sus efectos en el organismo. En el trayecto nos bajamos para admirar los petroglifos, esos misteriosos signos que dejaran nuestros antepasados grabados en las rocas.


Uno de los petroglifos más fascinantes del conjunto.
Observar estos dibujos es sumergirse en el misterio del pasado  y de lo  posible. Observe con atención el dibujo del costado superior derecho.

Los petroglifos siempre serán un fascinante misterio.



Las huellas de los dinosaurios.

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Dejamos Pica y, antes de regresar a Iquique, nos detenemos para observar dos réplicas de dinosaurios, un estegosaurio y un tiranosaurio Rex, puestos allí por el municipio local para promocionar la quebrada de Chacarilla, lugar donde fueron descubiertas huellas fosilizadas de estos animales que vivieron hace cien millones de años.





Pica, el oasis de los limones y las aguas termales.

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Pica es un pueblo ya desarrollado. Con una infraestructura acorde a su carácter turístico, permite disfrutar de sus excelentes piscinas de agua termales - conocidas como Cochas - sus frutas, propias de la zona y sus famosos limones, únicos en su especie. Pica no es barato, pero una tarde en La Cocha es un deleite de salud para el cuerpo. Hay que visitar Pica, porque la experiencia es inolvidable.

La agradable y cuidada plaza de Pica.

Otra vista de la plaza de Pica. Al fondo, su iglesia.

Al igual que en Matilla, agradables esculturas en tamaño natural.


Esculturas naturales instaladas en la entrada de la piscina de aguas termales.

La Cocha, piscina de aguas termales. Al fondo, se observan las grutas, en cuyo interior  la temperatura  hace casi irrespirable el aire. Una maravilla de la naturaleza.



En Matilla, lugar de descanso, jugos, helados y alfajores.

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Matilla es un pequeño pueblo, parada casi obligada para quienes se dirigen a Pica, considerado el lugar turístico por excelencia. En forma inteligente, Matilla no ha querido competir con su vecino, transformándose, como ya se dijo, en un lugar de descanso para servirse un jugo, un helado o saborear un delicioso alfajor. Lo más interesante de Matilla es, sin dudad, la iglesia, la plaza y el antiguo lagar, ubicado a pocos pasos de la iglesia.





Como en la mayoría de las iglesias ubicadas en la zona altiplánica, la torre del campanario no se encuentra unida al edificio principal.


Atractivas figuras, de tamaño natural, ubicadas en la  plaza Caupolicán.