Antes de dejar esta esforzada, sufrida y hermosa Región nos dirigimos hacia dos lugares que se deben conocer: El Museo Minero de Tierra Amarilla y la ciudad de Copiapó, capital de la región que estamos visitando.
El Museo Minero de Tierra Amarilla
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Parque nacional Pan de Azúcar- Vistas desde el mirador
Antes de subir al Mirador, distante unos 18 kilómetros de la entrada, recorremos una muestra de cactus del lugar a fin de familiarizarnos un poco con lo que podremos observar más adelante.
Dando la espalda, ahora, al mar, tenemos una visión panorámica de la vida vegetal, que, día tras día, puede vivir gracias a la especial nubosidad que se da en la zona.
Parque Nacional Pan de Azúcar.
Luego de visitar el Zoológico de Piedras, es posible seguir al norte para visitar el Parque Nacional Pan de Azúcar.
Si usted no ha tomado un tour para efectuar este trayecto, entonces la primera recomendación es hacerlo en un vehículo doble tracción, pues ahora encontrará la mayor parte del camino de ripio y en regular estado, es decir, una ruta no apta para un city car o un sedan normal.La segunda recomendación es llevar agua en botellas, lentes para el sol, y gorro o sombrilla, además de ropa abrigadora, puesto que, dependiendo del sector que quiera recorrer puede encontrar nubosidad fría muy baja (denominada camanchaca).
Unos 8 kilómetros antes del Parque, se encuentra la Administración, lugar donde se debe pagar el boleto de ingreso, que es de unos 7 dólares aproximadamente, y donde, también un guarda-parques le dará instrucciones y le indicará dónde puede ir y dónde no. El ideal es tener un guía turístico de la zona, puesto que el Parque es enorme y existen senderos habilitados para recorrerlo. Sin un guía, se sentirá absolutamente perdido. Ahora, si tiene la suerte de que un guarda-parques es el guía, entonces no hay más que disfrutar de todo lo que le mostrará y contará.
Frente a la Caleta principal, está la Isla Pan de Azúcar, la que puede ser visitada si se toma uno de los botes que lo llevan a ese lugar. La Isla es el hábitat, en esta zona, del pinguino de Humboldt.
Pareja de pinguinos de Humboldt. (Foto no original del autor de este blog. Foto de dominio público tomada de Wikipedia).
Decidimos no aventurarnos a la isla, sino adentrarnos en el Parque para conocer su flora y fauna.
Luego de varios kilómetros en vehículo, llegamos al mirador del Parque, un hermoso lugar, muy bien escogido, que nos permite tener una vista magnífica de la costa y de una gran extensión del Parque.
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La ciudad de Chañaral.
Chañaral es una ciudad pequeña, que nació, como la mayoría de las ciudades del norte de Chile, producto del descubrimiento de minerales, a fines del 1800. Lugar de desembocadura del Río Salado, la geografía que rodea a Chañaral es definitivamente agreste y desértica.
Al igual que el río Copiapó, el río Salado ha sido contaminado por los desechos de la industria minera hasta prácticamente matarlo, no sólo en su caudal, sino también en su flora y fauna.
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Recorrido costero Caldera - Parque Pan de Azúcar
De regreso en Caldera, vamos a efectuar el recorrido costero ahora, hacia el norte, hasta llegar al Parque Nacional Pan de Azúcar, efectuando una parada en la ciudad de Chañaral. Realizamos este viaje,puesto que nos permitirá visitar dos lugares interesantes: el granito orbicular y el zoológico de piedra.
A unos 11 kilómetros de Caldera, existe una extensa playa denominada Rodillo. En la parte norte de dicha playa, se encuentra el Santuario de la Naturaleza Granito Orbicular. Es una pequeña zona, al borde de la playa, en la cual podemos observar estas fascinantes rocas.
Puerto Viejo, vieja verguenza
Nuestro recorrido costero desde Caldera al sur, finaliza aquí, en Puerto Viejo. Considerado como una de las "tomas" (ocupación ilegal de un terreno) más grandes de Chile, esta enorme y hermosa playa está muriendo debido a la irresponsabilidad de mucha gente de Copiapó, Caldera y otras ciudades, que han construido aquí, miserables e improvisadas chozas como casas de veraneo. Unido a la total incapacidad de las autoridades para erradicarlos, la basura, los desechos humanos (no hay alcantarillado aquí) y la promiscuidad convierten a Puerto Viejo en una vergüenza social, que poco a poco está matando la escasa fauna y flora del sector, sin mencionar, por cierto, las especies marinas.
Recorrido costero Caldera - Puerto Viejo
Uno de los fenómenos psicológicos más interesantes que le ocurre a los turistas, cuando visitan zonas tan bellas y con ecosistemas tan frágiles como los que abundan en Chile, es que se vuelven más "ecológicos", es decir, comienzan a reflexionar sobre asuntos que antes pasaban inadvertidos: la flora, la fauna, los ecosistemas, los bosques, los ríos y playas, etc. Todo se ve desde otro ángulo cuando se visitan estos lugares.
Es lo que nos ocurre al realizar el recorrido costero entre Caldera y la desembocadura del río Copiapó, para terminar en Puerto Viejo, uno de los asentamientos ilegales más grandes que existen en nuestro país.
Una maravillosa e inexplicable franja verde nos señala que estamos junto al Rió Copiapó. Y digo inexplicable porque no vemos por dónde circula el agua. El guía nos explica que en muchas zonas el caudal del río es nulo y sólo la humedad subterránea permite mantener con vida la vegetación que observamos.
A medida que nos acercamos a la desembocadura del río, sí podemos apreciar un caudal aunque modesto, sirve para confirmar lo que nuestro guía nos ha señalado. Aunque la enorme capa blanca que cubre el agua queda sin respuesta. Algunos aventuran que se debe a los desechos que las empresas mineras arrojan al río y que en este sector, luego de muchos kilómetros de recorrido forman esta sustancia sin nombre. Por cierto que no soy un experto en el tema, pero para quienes recorremos este sector nos llama enormemente la atención el no ver fauna ni flora en kilómetros y kilómetros de camino.
Llegamos, finalmente, al sector en el cual el río debiera desembocar en el océano y, ¡Sorpresa!¡No hay río! El cauce natural y figuras que las eventuales crecidas han formado en los cerros cercanos, nos señalan que, efectivamente, en algún tiempo pasado el río Copiapó debe haber tenido un caudal enorme. La indiscriminada concesión, que la Dirección de Aguas otorgó, irresponsablemente, a empresas mineras y agrícolas, ha provocado que hoy la Región se encuentre en el punto preciso de inflexión entre la sobrevivencia y la muerte.
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