Nos alojamos en un hermoso hotel perteneciente a una congregación religiosa. Cercano a la Estación Termini, al Metro y al Coliseo romano, posee la tranquilidad y atención adecuada para los miles de turistas que llegan mensualmente a Roma. Sus habitaciones extremadamente limpias y cómodas nos sorprenden gratamente. Antes de salir a caminar, nos relajamos en su cuidado jardín.
Recorremos a pié las calles de Roma. Miles de vehículos nos permiten entender por qué el Coliseo está en permanente restauración. La contaminación es elevada en ciertas zonas. De trazado impreciso, pequeñas calles desembocan en bellas plazas o sorprenden con locales bellamente decorados. Roma es una ciudad encantadora, eso es indudable. Nos acercamos a uno de los sitios más visitados: el Coliseo.
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