Una piscina muy especial.

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Vivir en el desierto chileno no es fácil. Y el trabajo del minero nortino es una de la labores más difíciles que se pueda imaginar: al ardiente sol del mediodía le sigue el frío extremo de la noche pampina. A las pésimas condiciones - sanitarias  y de equipamiento - en que laboraban los mineros se sumaba una peor aún: las diferencias sociales. La piscina construida enteramente con planchas y perfiles metálicos, no contaba con los sistemas de filtros que ahora conocemos, por tanto, el agua se cambiaba semanalmente; así, los primeros en usarla eran los jefes y sus familias. Le correspondía, en los días siguientes, a los empleados, luego a los capataces; en el penúltimo día de uso, a los mineros casados y el último día, cuando ya el agua turbia no permitía ver el fondo, podían "disfrutarla" los mineros solteros . Y el ciclo se repetía.

Piscina metálica.

El trampolín de la piscina.


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