El reloj de flores.

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Viña del Mar está en la memoria colectiva chilena como la ciudad turística por excelencia. No tiene la Plaza de Armas más hermosa, ni las mejores playas, ni los mejores lugares turísticos del país, pero ahí está, sigue siendo el destino preferido de los nacionales y de la mayoría de los extranjeros. La mejor forma de saber por qué es tan encantadora es recorriendo sus distintos sectores.
Comenzamos con el ícono de la ciudad: el reloj.  Muy bien mantenido, es la postal y foto obligada de la ciudad jardín. Visitada por cientos de turistas, el ideal es ir en un día soleado, alrededor de las 16 horas, cuando el sol ilumina de lleno el reloj y resalta los colores de sus flores. Ubicado en el límite de la conurbación Viña-Valparaíso, se puede, luego de visitarlo, recorrer a pie otros interesantes lugares, el palacio presidencial de Cerro Castillo y la bella costanera.

El reloj de Viña del Mar, ubicado en los pies del cerro Castillo.

Hermoso arreglo floral, frente al reloj.

El mundo, en el centro del arreglo floral, frente al reloj de Viña.

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