Antes de partir, recorremos la basílica y pagamos - aquí todo se paga - para subir a la cúpula y techo de la basílica. Los euros, una vez más, han sido bien gastados: la vista de Roma es fantástica. Nos vamos cuando ya el guardia nos indica que va a cerrar.
La vista más espectacular de la Plaza San Pedro.
Roma, el Tíber y sus puentes.
La magia de Roma está en su arquitectura.
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